Descripción
La miel de encina, conocida también como miel de bosque o rocío de miel, es un mielato. Los mielatos no proceden del néctar de las flores, sino que provienen de una secreción dulce del árbol, rica en carbohidratos.
Este líquido dulce y resinoso proviene de dos fuentes: por un lado lo exudan los árboles y las bellotas, eliminando el exceso de humedad al exterior en forma de savia. Por otro lado, lo elaboran los insectos clasificados cómo áfidos, que se alimentan de la savia del árbol: pulgones que succionan la savia elaborada por los árboles, la digieren, y la excretan en forma de melaza dulce. Las abejas recolectan esta sustancia dulce y resinosa, la procesan y la transforman en mielato, que técnicamente no se considera miel, ya que no proviene del néctar, sino de exudaciones de los árboles. Por eso, la miel de encina es “miel de árboles”.
El mielato se cosecha a finales de verano, ya que es en este periodo cuando hay menor floración y mayor producción de estas sustancias, que las abejas buscan con mucho esmero para completar su provisión anual. Una vez cosechada “La abeja pecorea la secreción de los árboles y lo deposita en la celdilla, después de sucesos trasiegos, la miel está madura (en su punto de humedad) y la abeja la sella. Cuando todo el panal está sellado es el momento de extraer la miel, cuidamos el proceso con especial mimo y no olvidamos dejar bien provista la despensa de la colmena.”
El mielato de encina, es una miel con un gran valor medicinal por su alto contenido en minerales, sobretodo en hierro y en polifenoles, que le confieren un gran efecto antioxidante. Además, contiene una menor proporción de azúcares y por lo tanto, menor índice glucémico.
Es una miel oscura y con un sabor más intenso y leñoso que recuerda a bosque. Es menos dulce y tiene una consistencia más densa que la miel de flores.